La cerveza más sostenible que nunca se reparte en Sevilla de la mano de Heineken gracias a los vehículos sostenibles de Scoobic

Son las nueve menos cuarto de la mañana. Tete llega a bordo de su vehículo para hacer la entrega de la jornada en uno de los bares de la Cuesta del Bacalao. Es uno de los 160 establecimientos que atiende en la zona del barrio de Santa Cruz y la Alfalfa. Detiene su discreto y silencioso vehículo eléctrico en la puerta del local. Descarga cómodamente unos barriles de cerveza y se encamina hacia otro lugar cercano, muy próximo a la Giralda. Desde hace un mes los repartidores de Cruzcampo vienen repitiendo esta escena. Es la decidida apuesta de Heineken España por la sostenibilidad y por la lucha contra el cambio climático. Desde octubre, los repartos en esta zona tan delicada de Sevilla se hacen mediante estos ciclomotores eléctricos que no producen emisiones y que han sido desarrollados expresamente para ello.

Sevilla es el escenario de esta prueba piloto en la que la empresa cervecera ensaya sus entregas de última milla con la colaboración del Ayuntamiento. “Se trata de encontrar el mejor modelo de movilidad sostenible. Ir aprendiendo y adelantarnos a lo que las ciudades demandan para el futuro”, señala Ada Bernal, directora Relaciones Institucionales de Heineken. El modelo implantado para el reparto de Cruzcampo es sencillo. El camión con toda la mercancía se sitúa en la Avenida de Cádiz, donde el Ayuntamiento, gracias a un convenio con Aussa, le tiene reservada una zona para la carga y descarga con un horario de 6:00 a 13:00. Aquí se nutren los dos vehículos de última milla que hacen sus entregas en los establecimiento de Santa Cruz y la Alfalfa. Cada uno de estos ciclomotores de 49 cc tiene capacidad de carga de 500 kilos (ocho barriles), unas dimensiones de un metro de ancho por tres de largo, una autonomía de 150 kilómetros y una velocidad máxima de 45 kilómetros que se limita a 7 en las calles peatonales.

Además de ser beneficioso para el medio ambiente, este innovador modelo de última milla de Cruzcampo es bueno para sus trabajadores. Antes, tenían que caminar una media de 18 kilómetros al día acarreando una carretilla en la que apenas podían llevar dos barriles. Ahora, llegan hasta las mismas puertas de los establecimientos y sólo tienen que descargar la mercancía. “Hay que pensar que un barril de cerveza pesa 62 kilos. El servicio a la hostelería es complicado”, añade Ramírez. Así lo constata también el repartidor: “Es muy cómodo y ligero para nosotros. Nos permite hacer una entrega rápida y limpia. Cada día podemos dar unos 12 viajes desde la base del camión a los distintos bares”.

Los responsables de la cervecera recopilan los datos una vez a la semana para analizar cómo se realizan los repartos y seguir mejorando. A principios de año introducirán otro modelo de reparto sostenible en otra ciudad andaluza y en Sevilla también ven cómo se puede implantar este mismo modelo u otro diferente en distintas zonas. El objetivo es adelantarse al futuro y compartir soluciones para hacer la ciudad más habitable. El ahorro de emisiones al año está calculado en 21 toneladas.

Los vehículos se almacenan en un local en el barrio de San Bernardo muy próximo a la estación de abastecimiento. Allí se recargan mediante un enchufe tradicional, algo que también es una novedad y un importante avance.

El Diario de Sevilla